Los límites: una necesidad del niño

Concha Oset

23/05/2023

Es necesario que el niño encuentre muy pronto y durante bastante tiempo la resistencia del objeto, de la materia a sus deseos, que haga ampliamente la experiencia de la oposición de lo real a la realización de sus proyectos, para que acepte sus propios límites, la limitación de su poder, para que acepte la frustración.

Aunque su primera reacción sea de rebelión contra el fracaso, poco a poco, el niño irá aprendiendo la paciencia y la perseverancia, que aseguran la perennidad del deseo, a través de las dificultades de su realización” (B. Aucouturier)

1. ¿Qué son los límites y por qué son necesarios?

 

Los límites se pueden entender como la prohibición de hacer o decir algo; La contención, la sujeción de un impulso y la represión de las fantasías.

Los límites ayudan a estructurar, organizar, construir el propio yo (corporal y psíquico) mediante la realidad del mundo exterior.

SI PONES LIMITES CONSIGUES: introducir al niño en la realidad para que tenga un sentimiento de seguridad y construya su identidad, diferenciando el «yo» del «no-yo». Además, le das a acceso a lo simbólico.

SI NO PONES LIMITES PROVOCAS: un sentimiento de inseguridad, angustia de perdida del yo, mala estructuración de la identidad y sensación de vacío (Los niños necesitan un mundo donde sus puedan sentir sus propios contornos. Los limites serían como el horizonte. Si no, hay sensación de vacío)

2. Relación entre la frustración y los límites

La educación no consiste en suprimir las frustraciones, sino en dosificarlas en función de la resistencia o tolerancia del niño.

La aceptación de la frustración adecuada es fundamental para su desarrollo y para la experiencia de placer. El niño tiene que desarrollarse bajo “el principio de realidad”, este dice si a la gratificación, pero exige que que el niño sea capaz de soportar la incertidumbre del aplazamiento, siempre bajo el umbral de su tolerancia. La gratificación inmediata no produce recuerdo, no llega a sentirse la satisfacción. Es importante “crear deseo”.

 

3. La importancia de aprender límites

 

Los niños deben saber qué límites hay en su vida y cómo adaptarse a ellos.

1. La relación con el otro: los límites de su libertad por la oposición de los demás.

2. Los límites del espacio: que aprenda a aceptar y calcular sus riesgos.

3. Los límites de los objetos: en su manipulación ofrecen oposición a sus deseos.

Esta confrontación de su deseo con lo real (a través del objeto, del espacio y del otro) es lo que le falta al niño superprotegido, el cual ante cualquier dificultad, esperará pasivamente la ayuda del adulto.

Es asimismo esta confrontación con la realidad lo que le falta al niño “intelectualizado” demasiado pronto. Se encontrará con el obstáculo, la dificultad y la frustración a nivel intelectual, en el plano abstracto, antes de haber aprendido a aceptarlos y superarlos en el plano de lo concreto.

 

Muchas veces el niño en la realización de su deseo de actuar, no encuentra solamente obstáculos materiales o resistencias objetivas, sino también el rechazo, el juicio del adulto, y a partir de ese juicio descubre la culpabilidad. El niño tiene que estar seguro de la aceptación del adulto, aunque este le imponga unos límites a su comportamiento. Cuanto mejor vínculo afectivo con el adulto, mejor aceptará los límites de él.

4. Situaciones dónde poner límites

 

Peligro físico del niño, del adulto o de otro niño

Objetos del adulto susceptibles de estropearse o no

Prioridades de las necesidades básicas del adulto ante una demanda del niño no de primera necesidad

Espacios/tiempos

Ausencias/presencias de la madre o el padre

 

5. Condiciones para que los límites funcionen

 

No hay una varita mágica, pero si la madre o el padre aceptan sus propios límites, es casi seguro que el niño acepte los suyos.

Es importante no confundir límites con amor. Es necesario el amor y la firmeza. Los límites deben ser fijos, estables, siempre los mismos, con una coherencia gestual y en el tiempo, sin sembrar dudas y con la mayor claridad posible.

Decir la verdad de por qué ese límite. Por ejemplo, si el niño va en el coche y no quiere ponerse el cinturón, explicarle que es por su seguridad y no infundir miedo diciendo que viene la policía. Es necesario siempre cumplir lo que se dice, no mentir.

Los padres en ocasiones utilizan los verbos “ser” y “estar” de forma errónea. Estos verbos se deben emplear con propiedad. Por ejemplo, no es lo mismo decir: «te estas poniendo pesado» que «eres un pesado».

Cuando los padres se equivocan deben pedir perdón y explicarles a los niños que el modo de actuar ha sido erróneo e inadecuado.

La cantidad de límites mínima y dosificada a la tolerancia del niño a la frustración, que dependerá de la situación, edad, estado del niño.

Y por último, en la medida de lo posible, evitar batallas bobas. Por ejemplo, elección entre el vaso verde y rojo.

6. Algunos consejos útiles

 

6.1. Establecer Normas

Para establecer y asegurar que las normas se cumplan es conveniente enseñar las normas antes, explicando el por qué de la norma y ser consistentes: el padre, la madre o los cuidadores deben establecer normas sobre conductas habituales, no sobre conductas esporádicas.

6.2. Gestionar rabietas

Las rabietas son habituales en los niños pero hay algunos trucos para minimizar la necesidad de decirles “no”; por ejemplo, se puede reorganizar el espacio de la casa, para que los objetos que no se pueden tocar estén fuera de su alcance.

Una buena alternativa para aliviar la excitación y angustia que las rabietas producen es salir al parque con los niños para que se desfoguen físicamente con la intención de despejarles y que olviden la situación.

Un truco muy utilizado es el de ofrecer dos opciones en vez de una para que sea el niño quien elija. Por ejemplo: ¿quieres pera o plátano?

Las regañinas por tonterías deben evitarse, pero si ya existe una rabieta se puede mandar al niño a su cuarto hasta que recobre el control (mayorcitos). Cuando se haya calmado, habla sobre lo sucedido con comprensión y paciencia.

Y la llave maestra para estas situaciones, es demostrarle al niño nuestro control y calma.

¿Qué te parece? ¿Conocías la importancia de establecer límites para los niños?

¡Cuéntame! Estoy encantada de escucharte

 

 

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